miércoles, 23 de noviembre de 2011

Gáldar, año cero

El alcalde de Gáldar, Teodoro Sosa, en un acto público en su municipio. /GALDAR.ESUn cóctel de excesiva contratación pública, falta de rigor en el cobro de impuestos y un ERE como solución final han llevado a un enfrentamiento abierto de los trabajadores de este municipio grancanario con su actual Alcalde, Teodoro Sosa.
En una sala de las Casas Consistoriales, junto al drago más antiguo de Gran Canaria, el Ayuntamiento de Gáldar prepara el Belén de estas Navidades. En él se representan las escenas habituales en torno a unas montañas que bien podrían ser los riscos de este municipio del noroeste de la isla. Una obra coqueta pero modesta, acorde a los tiempos que corren. Gáldar mantiene una deuda de 30 millones de euros que crece año a año, y su alcalde, Teodoro Sosa, ha planteado medidas de recorte para 2012. La más polémica, el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que afecta a 141 trabajadores de un total de 396, en un municipio de 24.500 habitantes. "No se puede ir año a año cerrando con déficit. Llega un momento en que la bola no da para más", comenta Sosa. La Dirección General de Trabajo alega que no se puede llevar a cabo mientras no hay un plan de empleo y otro de saneamiento. Los sindicatos defienden lo contrario, que un ERE solo es aplicable a la empresa privada, y se basan en un reciente informe del Ministerio de Trabajo. Mientras tanto, muchos trabajadores no han cobrado la nómina de octubre.

El problema que este alcalde enfrenta hunde sus raíces en una manera de entender la política municipal. El Ayuntamiento ha llegado a convertirse con el paso de los años en el principal generador de empleo en Gáldar, recurriendo a la contratación directa. Nada de oposiciones. Un 84% de la plantilla está formada por personal laboral que entró de esta manera. Un modelo que "si no recuerda a la economía soviética, al menos fue caciquil", en palabras de un economista conocedor de la materia.
Lo positivo de esta abundancia de personal es que fue orientado en parte a ofrecer servicios sociales pioneros en el noroeste de Gran Canaria, como una residencia de ancianos, una escuela de música y un organismo de ayuda a toxicómanos. El problema es que estos servicios -rentables socialmente pero deficitarios a corto plazo- no se complementaron con actividades que generaran ingresos. Tampoco se gestionó de manera eficaz la recaudación de los impuestos. Según un informe de octubre del Interventor Municipal, en 20 años se ha alcanzado la cifra de 19 millones de euros pendientes de cobro. Una cantidad igual a lo que está previsto ingresar en 2012.
Esta situación se mantuvo en años de bonanza, pero ha comenzado a resquebrajarse en los últimos meses. El Alcalde lo plantea así. "Tenemos una previsión de 20 millones de ingresos para 2012. ¿Vamos a gastar 12 en personal? No puede ser. La salida del ERE es para dejarlo en 10 o 10'5 millones, y la otra mitad debe quedar libre y para limpiar deudas", explica. "Cuando yo entré, en mayo de 2007, había 533 trabajadores municipales. Ahora hay 396. En un lugar como Gáldar no puede haber más de 300. Este equipo ha tenido sensatez en las contrataciones, pero las corporaciones anteriores tuvieron una política de colocación, y ahora se pagan las consecuencias".
No es es la primera vez que se plantea un ERE en Canarias. El ayuntamiento de Ingenio, también en Gran Canaria, llevó a término un expediente temporal el año pasado con el visto bueno de los empleados. Pero este caso es diferente. En primer lugar porque los sindicatos se oponen frontalmente, y contraatacan con un plan de viabilidad donde plantean reducir inversiones en nuevas construcciones, subvenciones a clubes deportivos y festejos, así como ser más exigentes en la recaudación de tributos. En segundo lugar, porque tanto estos como el Alcalde se quejan de falta de diálogo por la otra parte. Al final, un enfrentamiento público que ya se ha saldado con la dimisión de una concejala del área de Gobierno.
Trabajadores sin cobrar y una lista no oficial
No resulta fácil hablar con los trabajadores afectados, más aún si tienen que dar la cara. Hay excepciones. Oliver Tacoronte es técnico informático y lleva 14 años en el Ayuntamiento. Ahora tiene 35. Entró como delineante pero después de obtener el título de técnico informático, le encomendaron funciones de esta categoría sin que constase en el contrato. Un juez le reconoció como personal laboral indefinido en 2003. Se acaba de casar este verano. "Supe del ERE con los preparativos de la boda. Me alegraron la semana", comenta con sorna. "Primero estaba en la lista de extinciones de contrato, según me comentaron, luego pasé a la de suspensiones". Se refiere a una lista oficiosa que según varios trabajadores circula por las oficinas municipales, sin que nadie confirme o desmienta su veracidad. Él se enteró de este listado por un compañero sindicalista. No sabe cuándo van a cobrar la nómina de octubre. Todo son rumores. "Hace poco terminé de pagar el crédito de mi coche, pero si no es porque mi mujer trabaja, no sacamos adelante la hipoteca y los gastos de la casa", explica.
Oliver quiere señalar que está afiliado al PSOE "desde siempre", y que su tendencia política ha influido a la hora de estar incluido en el ERE. "He pasado épocas de persecución y acoso laboral por eso". Ahora está decepcionado. "Como muchos de mis compañeros, no me siento respaldado por mi partido". El PSOE está en el grupo de Gobierno y apoya al Alcalde, del BNR-Nueva Canarias.
Al contrario que muchos compañeros, Oliver no tiene miedo a dar la cara. "Represalias hay a diario, con unos o con otros, te meten en un despacho te sueltan un rollo y esto es lo que hay. Cuando hemos planteado ideas para solucionar los problemas económicos, nos ignoran". Cree que mientras no se digan mentiras, hay que decir lo que se piensa. "O si no, es que aquí no hay libertad".
Otro trabajador prefiere que no salga su nombre publicado. "Hablé para otro medio y ya noto mal rollo en el trabajo. Llevo 15 años en la empresa y sé cómo va esto", explica. Él también está en lista de afectados por suspensión de contrato, pero no es esto lo que más le inquieta. No ha cobrado la nómina de octubre, y en su casa son cuatro personas. Su mujer, que es ama de casa, y dos hijos. Sin contar la hipoteca. "Ya me han devuelto tres o cuatro recibos. Uno pasa nervios en casa, malestar. He tenido que pedir algo de dinero a familiares". Asegura que nadie le ha informado de cuándo va a cobrar.
Un tercer caso es el de Jesús Guerra, electricista de 40 años, con 21 en el Ayuntamiento. Es delegado sindical, por eso su nombre no aparece en la lista del ERE. "No es de ley que se quite a dedo a la gente. No se ha dialogado. Ha sido todo al trancazo", explica. "Yo soy soltero, pero tengo compañeros que ya están notando el retraso en las nóminas, que te dicen: déjame algo para comer".
19 millones pendientes de cobro
Javier Godoy, de Comisiones Obreras en Canarias, fue uno de los primeros en dar la noticia de los 19 millones que se le adeudan al Ayuntamiento -desde 1991, aunque la mayor parte corresponde a la última década-. "Es una cifra que pondría a salvo las finanzas del municipio", asegura Godoy. "La gestión de Sosa al frente del Consistorio ha sido caótica y con consecuencias inmediatas para la ciudadanía de Gáldar. Esta podrá ver mermada la prestación de servicios porque el equipo de Gobierno es incapaz de cobrar lo que se le adeuda", indica.
El alcalde alegando que la cifra pendiente de cobro de su mandato -desde mediados de 2007- son algo más de dos millones, lo que considera normal. Y que en cualquier caso, lo que se debe al municipio hasta 2005 va a prescribir.
Pero para Eduardo Mederos, presidente del Comité de Empresa, Sosa también es culpable. "La Audiencia de Cuentas insiste desde 2008 que está presupuestando los ingresos muy por encima de lo real, y al final no hay equilibrio", comenta. "Podemos discutir medidas que afecten al empleo, pero fuera del ERE. Gáldar siempre fue pionera en servicios sociales, aquí hay guardería municipal, escuela de música, residencia de ancianos... Que diga que no quiere prestar estos servicios".
Lo cierto es que la desmotivación ya está haciendo mella en los trabajadores, como indica Jesús Guerra. "La solución va a ser coger el caldero y la colchoneta y hacer una huelga en el Ayuntamiento. Y que venga la Justicia a sacarnos. Si hay que hacer una reducción salarial para que no despidan compañeros, yo estoy dispuesto", señala.

http://www.infonortedigital.com/portada/component/content/article/1-actualidad/9688-galdar-ano-cero

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