A veces los pueblos guardan historias que las nuevas generaciones desconocen; parece como si alguien se empeñara en silenciar un pasado. Agaete, por ejemplo, tuvo ente 1936 y 1975 una de las industrias de calzado artesanal más importante de las islas. Eran botas de media caña y zapatos “de salir”. Todo era cuero hasta que llegó el plástico, bajó los costos y cerraron.
La pista la dio Cristóbal del Rosario, pregonero hace dos años de la Virgen de las Nieves. Pasó que durante su intervención le dedicó una línea a “aquella fábrica de zapatos artesanales que hubo en Agaete”, revelación escueta que desató la curiosidad de algunos por localizar a quienes tuvieron alguna relación con la industria. Valentín “Nene” Armas Álamo es uno de los hijos de quien realmente impulsó la fábrica de zapatos en 1936 y esta su historia forma parte de la de los vecinos del Norte y de la de otros muchos ciudadanos de Canarias que usaron aquellas cómodas y duraderas botas de media caña que tanto se cotizaron hasta 1975. “Sólo le diré”, cuenta Nene, que cuando más actividad tuvo el negocio fue en plena Guerra Civil, que ya está bien. Mi padre la impulsó de una forma más ambiciosa en 1936 y la cerró en 1975, o sea, que tuvo más de 30 años de actividad”.
Valentín "Nene" Armas Álamo
Calzados Armas fue la marca comercial que en 1936, en plena revuelta nacional, obtuvo los mejores dividendos. Por entonces Valentín Armas Nuez, el padre de Nene, que por entonces tenía 14 años, se incorporó al negocio una vez fallecido su padre, Valentín Armas Álamo. “Mi padre como empresario, como persona emprendedora y trabajadora fue un ejemplo y eso es tan cierto como el sol que estoy viendo”, cuenta Nene. Nadie lo pone
en duda porque siendo un adolescente impulsó la fábrica de zapatos que
llegó a alcanzar tanta actividad que pasó de tener ocho trabajadores a engrosar “una ristra de empleados, 46 me parece, y tres señoritas”. Ya estaban en 1950. Pero, ¿de qué tipo de calzado estamos hablando?, curiosamente en la casa de Nene aún quedan algunos de recuerdo de una época en la que se trabajaba de sol a sol y, en este caso, para hacer dinero.
“La industria progresó
de una forma tremenda; la demanda fue tan grande que se tuvieron que
comprar nuevas hormas y ampliar la maquinaria para poder dar respuesta a
tantos pedidos como teníamos, no solo de las islas sino también de
África”. El calzado del que hablamos se cotizaba por
varias razones, fundamentalmente porque era de cuero, hecho a mano y su
duración, “eterna, espectacular”. Pero a pesar de ser un calzado duro,
fuerte, de patear, también “era elegante y cómodo”. El negocio alcanzó tal proyección que Valentín padre viajaba poco a Barcelona para adquirir la materia prima adecuada porque “todo el Archipiélago y no exagero nada, hacía encargos; yo tenía 15 ó 16 años cuando empecé y lo que recuerdo es una actividad comercial y laboral que me parece asombrosa para aquella época”. Cuenta Nene, el hijo del dueño de la fábrica de zapatos artesanales de Agaete, que una de las imágenes que acompaña a este texto la tiene de cuando en su adolescencia, dieciséis años, trabajó con su padre.
José de Armas Díaz
Tanto
prestigio tenía el taller que cuando en la Isla se rodó la película
Tirma en los años sesenta con la actriz italiana de la época Silvana Pampanini la
fábrica hizo los zapatos y la ropa de cuero de la actriz. “No creo que
fuera porque no había nadie que lo hiciera, no, no, es que tenía mucha
fama. Además”, señala, “las botas de mi padre se pusieron de moda porque fueron años en los que la economía no era buena y como se trataba de zapatos que duraban mucho y servían para todo, igual para el campo que para el paseo, la gente iba a buscarlos”. En su memoria tiene guardada cuando a la fábrica le encargaron los zapatos que llevaría el grupo Los Gofiones. Si lo dice, así será. En suma, una industria que marcó una época y que hasta ahora ha estado en el olvido.
http://www.facebook.com/notes/recuerdo-aquel-agaete/agaetepotencia-en-la-industria-zapatera/111097442327922
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